....He tratado siempre de enseñar con la verdad, con autoridad en la materia que me tocó dictar, actualizándome e informándome sobre los hechos que hacían al contexto nacional e internacional del momento.
Desde chica viví la realidad del campo: mis bisabuelos eran “esos gringos italianos” que vinieron y contribuyeron a hacer grande esta generosa tierra argentina, mis abuelos vivieron en el campo y mis padres, tíos y primos fueron trabajadores agropecuarios. Por eso, y con conocimiento de causa, afirmo que son gente buena, nadie que vive de su trabajo al aire libre, en contacto con la naturaleza, pendiente de lluvias, tormentas, plagas, puede ser mala persona, tendiente a la violencia, a querer el mal de otros y sobre todo es respetuosa de la autoridad, del prójimo, pone en práctica valores que le son intrínsecos y que heredaron de sus mayores, por generaciones.
No estamos exentos de que tal vez haya algunos que no cumplan esas premisas pero… en toda regla hay excepciones que no afectan a la regla general.
Por eso, como argentina me afecta terriblemente este conflicto, me pone mal, me quita el sueño, como creo que a muchos les pasará.
¡Es tan difícil lograr el punto medio! Cada uno defiende su posición y es lógico que así lo sea pero… acá se está hundiendo el barco y hay que ser sensato.
Una ve todos los días la posición irrenunciable de los oficialistas, tienen tan guardado, aprendido de memoria, incorporado al disco rígido su discurso a favor del gobierno, no ven más que lo suyo, lo que dice la presidenta y el presidente de su partido es la verdad absoluta, no quieren razonar, no quieren ver la realidad. No es la “humildad” precisamente, ese valor tan importante que les permita reconocer que, “a veces”, uno se equivoca.
Los que pensamos todavía, los que no pertenecemos a los fanáticos del sistema, somos menos, nos cuesta ser escuchados, somos votos que no suman a sus intereses, (aunque muchos pensantes se dejan seducir por sus intereses propios y suman también).
Este país tan rico, tan privilegiado, tan bendecido por la mano de Dios, necesita que sus habitantes empiecen a vivir su dignidad, no pueden seguir esperando la dádiva, deben ponerse a conseguir su sustento, a sentir la satisfacción de lograr el pan con el sudor de su frente y de hecho muchos lo hacen. Pero, mientras existan quienes piensen en comprar voluntades con dinero, sobornar, evadir, engañar al prójimo, no se corregirá.
Me dolió mucho, me indignó, escuchar a la familia del joven muerto en las previas al acto, la mamá decía que no quería que su hijo viaje, le tenía miedo a las rutas, pero son pobres y necesitaban el dinero, ( ¿$100 pueden pagar la vida de un hijo?)
Eso es indigno, jugar con la necesidad de las personas, no dejarlas actuar libremente y elegir qué está bien o qué está mal, pero lo siguen negando, siguen afirmando que es espontáneo…
Mentirnos con el índice del costo de la vida también es indigno, somos amas de casa, vamos todos los días a comprar y vemos cómo aumentan las cosas y cómo desciende nuestro poder adquisitivo.
¿Y entonces, qué hacemos?. ¿Hasta cuándo y hasta dónde nos vamos a dejar llevar como corderos al matadero? Dejemos de protestar con miedo, mirando quien nos escucha, involucrémosnos porque nos llevan por mal camino, no lloremos después sobre las ruinas de nuestra nación.
Como dice un amigo “esto es un problema cultural”, y lamentablemente empieza de arriba, ( qué podemos hacer si nuestra presidenta no conoce ni la geografía del país que gobierna, ni la realidad del interior, ni el sistema de elección de los representantes del campo, y lo que es más preocupante, hace interpretación propia de LA CONSTITUCION NACIONAL?)
Y ¿Qué agregar a lo que nos tocó vivir en nuestra localidad? Otra víctima de la sociedad, de la barbarie que impera en las calles de nuestra patria, en donde tienen más derecho los delicuentes que los ciudadanos responsables, de los que gozan de la impunidad, de los que comercian con lo mejor que tenemos: LA JUVENTUD, acercándoles alcohol y drogas, cegando sus sueños, anulándole sus facultades. Esos son los verdaderos “golpistas”, esos son los que golpean en lo que más duele, en nuestros hijos, presente y futuro de nuestra hermosa tierra.
No dejemos de exigir JUSTICIA, no dejemos de expresar nuestras ideas, no nos callemos más, no puede ser que el triunfo siga siendo de unos pocos que manejan nuestro presente y nos roban nuestro futuro.
Es una deuda que tenemos que saldar, es un compromiso que tenemos que asumir, no podemos pasar por este mundo como el ave que surcó el cielo y no deja ningún rastro en el espacio. Defendamos la VERDAD, ejerzamos nuestros derechos y exijamos que se cumplan los deberes y si no es así, si los vemos peligrar, recordemos a quiénes juraron y aseveraron: “que Dios y la patria se los demanden”.

SOMOS ESA PATRIA, DEMANDEMOS LO QUE NOS CORRESPONDE Y NO DUDEMOS DE QUE DIOS HARA SU PARTE.

Raquel Rosso de Baigorri